La Comisión de Educación solicita reunirse con las inteligencias extraterrenas para intercambiar ideas y experiencias, a fin de sentar las bases de un nuevo sistema educativo universal, que tome como referencia tanto los derechos humanos como las orientaciones de los ilustres visitantes.
Con tal objetivo, se encarga a Sofía llevar a cabo las gestiones oportunas para la puesta en marcha de dicha minicumbre. La reunión tendrá lugar en la sede de la UNESCO.
Se fija como fecha el día internacional de la ciencia al servicio de la paz y el desarrollo, insistiendo en la necesidad de erradicar el analfabetismo y la discriminación cultural de la mujer.
Se celebrarán en paralelo interesantes conferencias sobre el panorama actual de la educación y la cultura, sus problemas, sus necesidades y las oportunas propuestas de mejora, a cargo de expertos de renombre internacional.
A la hora convenida, comienza la sesión. Melkar toma asiento al lado de sus compañeros, quienes mantienen firme su decisión de pasar desapercibidos. Han venido a servir, no a lucirse. No precisan flases ni fama. Su escala de valores se asienta sobre pilares distintos de los nuestros.
Sofía canalizará las preguntas, recopiladas con sumo cuidado por la comisión, dada su mayor proximidad a las inteligencias extraterrenas; pero cualquiera de sus miembros puede intervenir cuando lo juzgue oportuno.
Ambas partes han decidido que se formulen y se contesten en inglés, puesto que asistirán al acto numerosos periodistas y personalidades del mundo de la cultura y el arte, y se desea potenciar una lengua internacional ya en uso, que debe extenderse desde Occidente a Oriente y desde el Norte hasta el Sur, a fin de salir de la actual torre de Babel en que nos hallamos sumidos cuando cruzamos las fronteras del propio país.
El europeo debe entenderse perfectamente con el asiático, el africano o el australiano, como en la edad de oro, en que todos hablaban una misma lengua, que se perdió con el paso del tiempo.
La aldea global debe potenciar no sólo intereses económicos y políticos, sino también un sentimiento de fraternidad, un idioma común y una cultura universal, que trascienda los estrechos límites de los programas televisivos insulsos y de las competiciones deportivas mundiales.
El presidente de la UNESCO sube a la tribuna, saluda y dirige un breve discurso de apertura a los asistentes. Centra su atención en un genio universal: Pitágoras, resplandeciente antorcha que ha iluminado con su fulgor la civilización occidental desde el siglo VI antes de Cristo hasta nuestros días.
En su escuela cabían astrónomos, matemáticos, músicos y filósofos. Supo conjugar ciencia y mística, lo humano y lo divino. Sócrates y, a través de él, Platón y Aristóteles, bebieron de su sabiduría, al igual que Heráclito, Apolonio de Tiana, los gnósticos, Fray Luis de León, Raimundo Lulio, Juan de Herrera, Giordano Bruno y un largo etcétera.
Acabada la breve disertación, cede la palabra a Sofía, que abre con aplomo el turno de preguntas, respaldada por una sonrisa de connivencia colectiva por parte de la comisión.
-Melkar, desearíamos saber cuáles son los principios que impregnan la educación en vuestro mundo.
-No difieren en lo esencial de los propuestos por vuestros grandes pedagogos:
- Educación integral en todos los ámbitos: intelectual, afectivo, social, físico, espiritual, científico y técnico.
- Educación solidaria, tolerante e integradora, basada en el diálogo, el respeto mutuo y el consenso.
- Importancia de predicar con el ejemplo.
- Ambiente familiar favorable.
- Priorización de los valores culturales y espirituales sobre los meramente materiales.
- Sociedades asentadas en la libertad, la justicia y la fraternidad.
- Educación respetuosa con la diversidad de intereses, motivaciones, capacidades y potencialidades de cada individuo.
- Formación para la paz, la solidaridad, la cooperación, el cuidado del entorno, el bien común, la honradez y la austeridad.
-¿Quién asume las tareas educativas en vuestro mundo?
-En los primeros años de vida, la familia, especialmente la madre. Y luego, el Estado, quien delega en nuestros guías culturales y espirituales.
-¿Qué enseñáis a vuestros alumnos?
-Desde pequeños son iniciados en las verdades cósmicas y en la sabiduría oculta, en la más alta ciencia y en una avanzada tecnología, en el desarrollo de todo su potencial mental y en los más profundos valores morales.
-¿Existe la conflictividad en vuestros centros educativos?
-No, porque todos practicamos tanto lo que enseñamos como lo que aprendemos. Además, predicamos con el ejemplo. El ambiente familiar camina en la misma dirección que la escuela.
-¿Existe el fracaso entre vuestros discípulos?
-Somos una raza que conjuga armónicamente ciencia y espíritu, al modo pitagórico. Nos hallamos más allá de las limitaciones humanas.
-¿Todos los alumnos se comportan correctamente?
-¿Cómo se comportan vuestros estudiantes modélicos?
Sofía sonríe.
-Ésos no nos dan quebraderos de cabeza
-Tales son los nuestros.
-¿De qué modo los motiváis?
-Cada uno desarrolla sus verdaderos intereses y capacidades y es consciente de que podrá practicarlos en su momento.
-Luego no frustráis la vocación de nadie -interrumpe la secretaria de la comisión, que es a la vez la representante europea.
Cada individuo cuenta con un puesto en la sociedad, dentro de su campo de intereses, gustos, aficiones y habilidades. Crea, investiga, aprende y descubre de la mano de sus sabios maestros.
-Veo que no os preocupa el futuro -prosigue con cierta envidia el comisionado africano.
-Recordad que todas nuestras necesidades se hallan ampliamente cubiertas por el Estado.
-¿Cómo lo habéis conseguido? -pregunta el comisionado árabe, deseoso de poder aproximarse de lejos a tal posibilidad algún día.
-La educación constituye la fuente de todos los bienes y de todos los males. Si se enfoca correctamente, facilita el desarrollo de los pueblos; en caso contrario, los ancla en el pasado.
Sofía retoma el mando:
-¿Disponéis de distintos paradigmas educativos?
-Existe un modelo común a toda la sociedad, con las lógicas variantes, en función de los diversos intereses individuales.
-¿Encontraríais en nuestro mundo algo similar?
-Vuestro Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) constituye un excelente ejemplo a imitar. Debéis continuar trabajando en esa dirección y convertirlo en planetario. Facilita la convalidación de estudios equivalentes, la movilidad estudiantil entre países miembros y la generalización de una cultura común, de calidad y basada en principios sólidos.
-¿Qué defectos observáis en nuestra educación?
-La dispersión de idearios formativos, la contradicción entre los valores que defiende cada uno, la contaminación ideológica, que los torna irreconciliables; la discriminación de la mujer en el acceso a la cultura en el Tercer Mundo, la tendencia mercantilista en la educación, que prima los valores económicos sobre los éticos; las tensiones entre enseñanza pública y privada, el elitismo…
-No vamos mal servidos -observa la comisionada hindú. Todos ríen la ocurrencia.
-Os queda aún largo trecho por recorrer, pero afortunadamente poseéis ya sistemas muy válidos, que deben servir de orientación a otros pueblos menos evolucionados.
-¿Se hallan siempre motivados vuestros profesores? -interviene de nuevo Sofía.
-¿Por qué no? Se consideran más bien guías culturales y espirituales. Enseñan con la paciencia y la sabiduría de Buda, Jesús, Pitágoras y tantos otros avatares. Instruyen por vocación, con métodos altamente eficaces y contrastados.
-¿Qué otros valores inculcáis? -pregunta el comisionado ruso cada vez más interesado.
-La autodisciplina, el trabajo cooperativo, la fuerza de voluntad, el amor al prójimo, el respeto de las diferencias personales.
-¿Individualizáis la enseñanza? -prosigue la comisionada australiana.
-Así es. Nuestras aulas son muy reducidas. No usamos pizarras de tiza ni papel ni lápiz ni libros para aprender de memoria.
-¿Cómo actuáis entonces? -interviene la comisionada latinoamericana sorprendida.
-Nuestros alumnos asimilan importantes lecciones referentes a valores sociales y morales a través del diálogo. Trabajan cooperativamente en laboratorios inimaginables para vosotros, pero también en la familia y en la propia sociedad. Aprenden practicando cuanto se les inculca, incluidos los principios éticos.
-Deduzco que no conocéis el aburrimiento -observa el comisionado de Extremo Oriente con cierta satisfacción personal. En sus países prima la exigencia y el deseo de progreso.
-No resta espacio para el mismo. Transmitimos una enseñanza práctica, individualizada, motivadora, respetuosa con las capacidades y posibilidades de cada uno, libre, disciplinada, ajena a dogmas, fanatismos, imposiciones ideológicas y castigos.
-¿No existe el castigo? -el comisionado chino realiza un gesto de extrañeza.
-¿Amonestáis vosotros a vuestros alumnos modélicos? Entre nosotros no existe el café para todos, el culto a la mediocridad, la indisciplina, las injerencias de los padres, la carencia de autoridad del profesor, los alumnos objetores, el exceso de permisividad o de autoritarismo, la contradicción entre pautas educativas, el aburrimiento de los superdotados.
-En tales circunstancias, me encantaría ser profesora en vuestro mundo -comenta la comisionada norteamericana. Nuevas sonrisas acompañan su salida-. Pero ¡qué tiene de malo castigar cuando es necesario!
-El castigo provoca frustración, rechazo y complejo de culpabilidad. Además, traslada a otro el papel de malo de la película. Cada uno debe ser su propio juez y aplicarse a sí mismo la ley imperante.
-Hablas de autoanálisis, de autocontrol, de autodisciplina -observa Sofía.
-En efecto. La dura sanción no siempre significa rectificación de la conducta incorrecta; quizá se persista en ella por venganza o tozudez. En cambio, si hacéis reflexionar al sujeto en cuestión, si se torna consciente de su propio error y de las consecuencias de sus actos, si busca él mismo, con la debida orientación, soluciones adecuadas, entonces sí modificará su comportamiento de forma efectiva.
-¿Eres conductista? -Sofía ha leído Walden Dos, de Skinner.
-No necesariamente, porque cada escuela psicológica aporta pautas interesantes, que se complementan entre sí. Yo también las conozco. Thorndike, el estrecho colaborador de Watson, padre del conductismo, habla de la ley del ejercicio y de la ley de las consecuencias. Si una conducta genera efectos positivos, se repetirá y se reforzará con la práctica frecuente de la misma; y viceversa. Insisto, pues: la clave está en responsabilizarse de los propios actos.
-Pero si no se castiga, tanto el niño como el adolescente se crecen y cada vez llegarán más lejos -Sofía recuerda sus años de instituto, cuando ciertos gamberros torpedeaban las clases.
-Si no asumen su error, de nada sirve la sanción. Si se consideran víctimas de los mayores, no rectificarán. El castigo puede resultar efectivo cuando se reconocen los propios yerros y se aceptan las consecuencias de los propios actos; en caso contrario, no. Existen métodos más eficaces.
-¿Cuáles?
-El refuerzo positivo, por ejemplo, siempre que no degenere en meras recompensas materiales a cambio de conductas adecuadas. Significa más bien crear la necesidad de obrar correctamente y reforzar dicho comportamiento psicológicamente, ya se trate de incentivos personales o sociales. Los premios indiscriminados abocan al egoísmo. Cuando se supriman, la conducta adquirida podría extinguirse.
-¿Dónde radica entonces el secreto?
-En estabilizar el comportamiento esperado con técnicas que refuercen la autoestima, la seguridad en sí mismo, el sentido de la responsabilidad.
-¿Tiene esto que ver con el pensamiento positivo?
-Por supuesto. Una actitud favorable ayuda a descubrir lo más noble que anida en el alma humana, a reconocer nuestras virtudes y a corregir nuestros defectos, a ver la vida como una oportunidad inmejorable de autorrealizarnos y de aprender nuevas lecciones diarias, en tanto compartimos nuestra felicidad con los demás.
-Me imagino lo que podríamos decir del pensamiento negativo.
-Ve la vida con gafas oscuras, concibe al ser humano como un lobo para sus semejantes, insiste en lo malo y soslaya lo bueno, se levanta entre miedos, temores, fobias y obsesiones y se acuesta entre ansiedades, frustraciones, represiones, complejos, manías y condicionamientos.
-Lo vamos entendiendo
-Hablamos de una educación que extraiga de nuestro interior lo mejor de cada uno, que vea personas con sus problemas y preocupaciones diarias, y no meros alumnos dóciles, obedientes y sumisos.
-Algunos profesores vislumbran en ellos fierecillas dispuestas a despedazarlos al menor descuido.
-Hay que hablarles al corazón, a sus sentimientos y emociones, desde la lógica y la razón, desde el pensamiento creativo y desde el aprendizaje activo, y no desde la pasividad y el tedio.
-Volvamos a la motivación. No a todos los jóvenes les interesan las mismas cosas.
-Razón de más para rehuir la enseñanza única, las exigencias inflexibles, la disciplina militar, el rechazo a la crítica y a la aportación de ideas diferentes.
-¿Por qué a nosotros nos cuesta tanto implicar a nuestros alumnos en su propio proceso de aprendizaje?
-Quizá porque utilizáis medios y procedimientos de siglos pasados en una sociedad tecnológica e informatizada. Nosotros empleamos métodos prácticos y directos, con demostraciones científicas de cada conocimiento adquirido. Cada persona debe seguir su propio ritmo y su propio camino, utilizando los canales que más le incentiven.
-¿Cuáles?
¿Motiva limitarse a escuchar explicaciones interminables clase tras clase, por muy interesantes y útiles que resulten los contenidos transmitidos? ¿Motiva pasar las horas tomando apuntes mecánicamente? ¿Motivan unas duras sillas de madera durante varias sesiones seguidas?
-¿Hablas acaso del refrán chino?
-En efecto: “Vi y olvidé; escuché y olvidé; hice y aprendí”.
-Pero también contamos con excelsos pedagogos.
-Las admirables experiencias pedagógicas de Summerhill, Walden Dos y la Ciudad de los Muchachos; Freinet, Freire, Decroly, Montessori, Neill, Skinner y tantos otros sabios maestros de la niñez y la juventud deben constituir la pauta a seguir en vuestras aulas.
-¿Qué problemas nuestros habéis superado en el mundo educativo?
-No preparamos para la competitividad laboral, para una sociedad de consumo, para la frustración profesional con una carrera universitaria, para el paro juvenil, para la dictadura de una sociedad injusta, impuesta desde arriba a golpe de explotación y desprecio de los derechos humanos.
-Nuestros grandes problemas.
-Tampoco desaprovechamos cerebros. Nuestros hijos tienen asegurado el futuro en el campo que deseen, sin empresarios que impongan sus condiciones laborales leoninas ni obreros descontentos. Cualquier trabajo permite vivir holgadamente.
-Y ¿qué hacemos con los talentos dilapidados?
-Esos genios constituirían la clave de bóveda del Tercer Mundo. Un gobierno mundial en otras manos les daría mejor uso. Habéis dejado el rebaño en manos de pastores negligentes.
-¿A qué dedicáis vuestro día a día?
-Básicamente, a la investigación en cualquier campo y al desarrollo personal. Disponemos de tiempo para trabajar, para reflexionar, para cultivar el espíritu y para aprender cada jornada una nueva lección en la escuela de la vida.
-¿En qué ámbitos os halláis más especializados?
-Prácticamente en todos los que se os ocurran. Nuestros médicos curan cualquier enfermedad, nuestros técnicos e ingenieros construyen la maquinaria necesaria para un correcto funcionamiento social, nuestros biotecnólogos han creado todo tipo de órganos artificiales para posibles accidentes físicos, nuestros economistas controlan al milímetro la producción necesaria.
-Háblanos de vuestros instructores.
-Nuestros guías espirituales han desarrollado nuestra mente, nuestra personalidad y nuestro espíritu hasta límites para vosotros increíbles y nos han encaminado por la senda de la bondad, de la verdad y del bien, los tres grandes principios socráticos.
-Habláis de una sociedad ideal, en la que todo está enfocado hacia las demandas colectivas. ¿Es posible construirla?
-Con principios diferentes a los que rigen vuestro mundo actual, sí. Muchas son las utopías que han dado a luz vuestros genios, pero no han cuajado por el rechazo de vuestros dirigentes a cualquier experimento que modifique el orden establecido; y quizá por su carácter inconcreto, excesivamente soñador y centrado en visiones parciales de la realidad, no siempre en la línea de los verdaderos intereses de la mayoría de la población común.
– Opino como tú. ¿Me permites recordar algunas?
-Con mucho gusto.
-He leído las más importantes: La República, de Platón; Utopía, de Tomás Moro; La Nueva Atlántida, de Francis Bacon; Emilio, de Rousseau; Walden Dos, de Skinner, y sus capítulos dedicados a la educación.
-¿No citas a los primeros cristianos?
-Indudablemente. Eran respetados porque practicaban la comunidad de bienes, la tolerancia, la solidaridad y la fraternidad. Una auténtica sociedad ideal, que duró poco. Sé que me dejo en el tintero otras interesantes utopías, pero para muestra basta un botón.
-La ciudad del sol, de Campanella; Un mundo feliz, de Aldous Huxley; Walden, de Thoreau.
-Creo que ya no acuden más a mi memoria -Sofía sonríe.
-Las escuelas órfica y pitagórica, el propio Evangelio, las enseñanzas de Buda y el Corán caminan en esa misma dirección, aunque su espíritu primigenio se haya deformado con el paso de los siglos.
–El capital, de Marx, también lo intentó y dio origen a experiencias colectivistas que pudieron haber triunfado, pero acabaron en fracaso.
-Las llevaron a cabo revolucionarios que hablaban en nombre de la dictadura del proletariado y acabaron imponiendo su propio yugo, sus modelos sociales únicos, su filosofía ubicada por encima del bien y del mal y su dogmatismo económico y político. Esas experiencias jamás pueden funcionar.
-Se trataba de un socialismo científico.
-Más bien dogmático.
-¿Consideráis rígida nuestra ciencia?
-En ocasiones, sí. En realidad, debemos admitir que no existen dogmas en ningún campo del saber. Todo es relativo en el universo.
-Melkar, agradecemos profundamente tus aportaciones, para nosotros admirables. Si te parece bien, damos paso a un breve descanso y proseguimos con el análisis de vuestros y nuestros medios de comunicación social.
-Que así sea.
Los presentes hacen un alto en el camino. En una hora discurrirá la entrevista por otros derroteros.
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