LOS ÁNGELES EN LA BIBLIA

  1. ¿Quiénes son los ángeles

         Todas las grandes religiones hablan de seres inmateriales más o menos próximos a los humanos, si bien no siempre las funciones que se les asignan resultan equivalentes.

         Para la Iglesia, se trata de entidades espirituales creadas por Dios, dotadas de inteligencia y voluntad.

         Aunque no podamos captarlos por los sentidos (al menos la mayoría de los mortales), muchas son las historias bíblicas que presentan a estos seres cercanos a nosotros y en permanente contacto con nuestro mundo.

         De hecho, a lo largo del Antiguo Testamento y del Nuevo, intervienen en momentos claves de la historia de ambos pueblos: judío y cristiano, con distintas finalidades.

         Encontramos ángeles jefes de las milicias celestes, ángeles anunciadores, ángeles protectores, ángeles custodios de los seres humanos, ángeles buenos y ángeles malos.

         Aunque su verdadera esencia resulte inmaterial e incorpórea, en la tradición bíblica pueden revestirse de vehículos físicos cuando llevan a cabo misiones concretas, como Rafael acompañando a Tobías. Sirven, pues, de mensajeros del Altísimo ante los descendientes de Eva.

         El concepto ángel, presente en cada una de las tres grandes religiones bíblicas, no constituye una creación específica de las mismas.

         La filosofía clásica griega ya asigna un espíritu a cada ser humano. Sócrates afirma que cada persona cuenta con su propio daimon, entidad similar a los ángeles y demonios que pueblan ambos Testamentos.

         Platón desarrolla esta creencia en su diálogo Fedón. Otras culturas y religiones, como las orientales, mencionan ya a seres inmateriales que ayudan y orientan al fallecido en su viaje por el más allá, hasta regresar de nuevo a este mundo para proseguir su evolución.

         Sin embargo, estas culturas no hablan talmente de jerarquías angélicas. Ése sí constituiría un concepto puramente bíblico.

         Todos los ángeles, como los demás seres del cosmos, se agruparían por categorías, según su evolución espiritual y su poder.

         La Biblia los organiza en tres peldaños y en nueve coros. De abajo arriba: ángeles, arcángeles y principados; dominaciones, virtudes y potestades; tronos, querubines y serafines; estos últimos, los más elevados.

¿En qué se ocupan? Comentan los estudiosos del tema que se trata de seres de luz que transmiten sabiduría y amor, custodian los sitios sagrados, cantan la bondad divina y se recrean en la belleza de la creación, amén de prestarnos su desinteresada ayuda cuando la solicitamos y de actuar como mensajeros del Altísimo.

En el siglo IV, el arte sacro los representa con forma humana y en el siglo V les añade las alas, símbolo de su elevación espiritual y de agilidad a la hora de llevar a cabo misiones importantes.

Hablamos, pues, de seres benéficos, defensores del bien y de la justicia, protectores de sus hermanos menores, los hijos de Eva, y prontos a cumplir la voluntad suprema cuando es requerida su colaboración.

 También transmiten mensajes divinos (Anunciación), ayudan a tomar decisiones claves (huida a Egipto de la Sagrada Familia), cumplen sentencias dictadas desde lo alto (destrucción de Sodoma y Gomorra, matanza de los primogénitos egipcios), guían a los viandantes (San Rafael y Tobías) …

La Iglesia afirma que todos poseemos nuestro propio ángel custodio, que nos guía y orienta a lo largo de nuestra existencia, aunque no siempre percibamos claramente su ayuda. 

El arcángel S. Miguel y Lucifer pesan el alma del difunto, de Juan de la Abadía, s. XV. Museo de Arte de Cataluña (arte-paisaje.blogspot.com).

         Incluso en determinados cuadros pictóricos aparece San Miguel disponiendo en la balanza nuestras acciones a la hora de presentarnos ante el divino Juez, por influencia de la mitología egipcia: Anubis, en presencia de Osiris, pesa las almas de los muertos en el momento del juicio post mortem.

  • Las jerarquías angélicas y los siete arcángeles

         Acabamos de mencionar los nueve coros celestes. Para San Dionisio, cada escala significa un grado distinto de perfección. Y San Gregorio alude a su misión.

         Los serafines entonan constantemente cantos al Señor y proclaman su santidad. “La Tierra está llena de tu gloria”, leemos en el profeta Isaías.

         Sobre los querubines se asienta el trono divino, en cuanto guardianes del Altísimo, según nos cuenta Ezequiel en su extraña visión.

         San Gregorio complementa las funciones de los restantes coros: “Los principados reparten los bienes espirituales, las virtudes posibilitan los milagros, las potestades luchan contra las fuerzas adversas, las dominaciones participan en el gobierno de las sociedades, los tronos están atentos a las razones del obrar divino, los arcángeles cumplen misiones especiales y los ángeles nos ayudan a salvarnos, e incluso nos protegen físicamente”·[1].

Los siete arcángeles

¿Quiénes configuran realmente la selecta jerarquía de los siete arcángeles?: Miguel, Gabriel, Rafael, Sealtiel, Jehudiel, Baraquiel y Uriel.

Existen diferentes listados de nombres, quizá dependiendo de la obra que haya servido de punto de referencia. En mi caso, me atengo a los conocidos cuadros que el visitante puede contemplar en las correspondientes estancias de los conventos de las Descalzas Reales y de la Encarnación de Madrid.

Se trata de una vieja tradición de las religiones bíblicas. Es probable que la primera referencia a un grupo de siete arcángeles la constituya El libro de Enoch, obra no canónica, pero profundamente respetada por los primeros cristianos, y especialmente por los Padres de la Iglesia, entre ellos San Justino mártir, San Ireneo, San Clemente de Alejandría y Tertuliano.

En él se mencionan siete arcángeles. Los tres primeros adquieren gran protagonismo en la Biblia y sus nombres han permanecido inalterables a lo largo del tiempo.

Uriel resulta menos conocido en Occidente, pero no en la tradición judía y en algunas tradiciones cristianas minoritarias, como la copta, quienes lo consideran el ángel de la luz

Sealtiel, Jehudiel y Baraquiel reciben nombres distintos en El libro de Enoch: Raguel, Remiel y Zerachiel. No siempre, pues, las distintas fuentes se hallan de acuerdo en las identidades y nombres de los siete arcángeles, y posiblemente tampoco en sus funciones.

Colaboradores directos del Altísimo, serían los constructores del orden universal, los arquitectos del universo en diversas culturas, los siete rayos, los siete espíritus solares de las religiones orientales, los siete poderosos hijos de Dios de las religiones bíblicas, incluido el Islam.

Las tradiciones religiosas les han asignado tareas específicas. Veamos algunas de ellas:

Miguel, cuyonombre hebreo se traduce por “¡Quién como Dios!”, lucha constantemente contra el mal; defensor del pueblo creyente y asistente de los moribundos, custodia la entrada al paraíso y aparece también como juez de los muertos.

En la gran batalla cósmica, en cuanto lugarteniente de Yavé y jefe de las milicias celestes, derrota a Lucifer y sus secuaces, a quienes precipita en los profundos antros infernales.

San Miguel arcángel, de Perugino, s. XV, en la National Gallery de Londres (es.m.wikipedia.org).

Los hebreos lo consideran protector de Israel y su Sinagoga y los católicos lo han erigido en patrono de la Iglesia universal.

El arte lo representa como un ángel luciendo armadura militar y amenazando con su espada a su eterno rival Lucifer, igualmente simbolizado por el gran dragón.

Aunque menos frecuentemente, aparece también con una balanza en la mano pesando las almas de los muertos. Según la tradición, hará acto de presencia el día del juicio final.

Rafael (“Medicina de Dios”) se muestra como el gran sanador. Auxilia a los enfermos, a los hogares y a los viajeros y presenta ante el Altísimo nuestras oraciones y buenas obras.

S. Rafael, de Bartolomé Román, s. XVII, en la iglesia de S. Pedro de Lima, Perú (artecolonialamericano.az…).

Acompaña a Tobías en su viaje a casa de su pariente Ragüel para cobrar una antigua deuda en un momento de gran agobio económico para sus padres. Su progenitor había quedado ciego.

No sólo ayuda a su protegido a recuperar el dinero anhelado, sino que le señala los remedios adecuados para curar a Sara, su prima y futura consorte, poseída por el demonio Asmodeo. Hace lo propio con el padre de Tobías, sanado con la hiel de un pez. De ahí que se haya constituido en el santo patrono de los médicos.

En el arte es representado como un peregrino portando bastón o cayado, símbolo de la voluntad firme que se precisa para recorrer con éxito el arduo camino de la vida. También suele vestir de verde, el color de la Naturaleza, de la esperanza y la salud, motivo por el cual se le asocia con la ecología y el cuidado del medio ambiente.

Gabriel (“Dios es fuerte”) actúa como anunciador y pacificador. Mensajero de Yavé, predice a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista y a la Virgen María la encarnación de Jesús.

También se le asocia con la revelación y la resurrección y retornará como emisario del Mesías el día del Juicio Final. Es el patrón de los medios de comunicación.

Se le aparece al profeta Daniel durante la cautividad de Babilonia proporcionándole visiones acerca del fin de los tiempos. Y el Talmud lo convierte en el destructor de las tropas del rey asirio Senaquerib cuando éste intenta someter al pueblo elegido.

En la tradición hebrea, asesora a Noé a la hora de introducir a cada pareja de animales en el arca, detiene a Abraham cuando se dispone a sacrificar a su hijo Isaac y lucha contra Jacob cuando hace un alto en el camino durante su regreso a Canaán.

La Anunciación, de Pedro Berruguete, s. XV, Museo  Parroquial de Sª Mª, Becerril de Campos, Palencia (pinterest.es).

La tradición islámica sostiene que fue él quien se apareció a Mahoma, designándolo como el profeta que habría de aportar el Corán. También le habría acompañado en su ascensión a los cielos.

En el arte, se le representa como un mensajero vestido de blanco u otros colores claros y con un lirio en la palma de la mano, personificando de este modo la pureza y la inocencia, el amor y la armonía. Cuando porta la trompeta, simboliza la llamada de los humanos a la gran cita del Juicio Final.

A veces aparece provisto de un pergamino o una pluma, inspirando a cantantes, artistas, poetas y escritores, una de cuyas misiones consiste en crear un universo de fantasía, ingenio y belleza. 

¿Y cuál es la misión de los cuatro arcángeles restantes? Sigamos el sendero trazado por antiguas tradiciones místicas:

Uriel protege los templos sagrados y favorece el aprendizaje espiritual y la lucha contra las tentaciones; los ortodoxos lo veneran como el juez de las almas tras la muerte.

Representa la fuerza de la vida. Su atributo: la llama de fuego, simboliza el despertar de la conciencia humana a las verdades espirituales.

Viste de rojo o anaranjado y dorado, colores asociados al poder transformador del poderoso elemento, capaz de destruir lo negativo e iluminar el camino espiritual a través de la antorcha de la verdad en las noches oscuras del alma.

Venerado en el cristianismo antiguo, el papa Zacarías marginó su nombre en el Concilio de Roma del año 775 y ordenó suprimir su imagen en las iglesias de la ciudad.

Pero no todos los cristianos respaldaron su proceder y su memoria continúa viva entre los católicos, como lo atestiguan los cuadros de los mencionados conventos madrileños de las Descalzas Reales y la Encarnación, al igual que sus imágenes en diversas iglesias de Hispanoamérica. También le rinden culto la Iglesia anglicana y la copta.

En el Libro de Enoc, intercede a Dios por la humanidad y avisa a Noé del diluvio que se avecina. Y en la tradición judía, marca las puertas de las casas hebreas durante la última plaga de Egipto, que significaría el éxodo del pueblo elegido hacia la Tierra Prometida.

Arcángel Uriel, de James Powell, 1888. Mosaico de la iglesia de St. John. Boreham, Wiltshire, Inglaterra (es.wikipedia.org.).

Jefe de los ángeles guardianes, habría permanecido a las puertas del Edén con su espada flamígera para impedir el regreso de Adán y Eva al paraíso perdido, de acuerdo con la tradición cristiana.

Al igual que los restantes arcángeles, se halla al servicio de la sabiduría y la verdad, a la vez que orienta a cuantos dedican su vida a sus semejantes en calidad de guías espirituales y culturales.

Baraquiel (“Bendición de Dios”)encamina a sus seguidores por el sendero de la perfección interior y predispone hacia el bien, la buena fortuna y la prosperidad. La Iglesia lo considera protector de los matrimonios.

Se le representa sosteniendo una rosa blanca entre sus manos y contra el pecho, símbolo de las bendiciones que Dios reparte entre los seres humanos.

Arcángel Baraquiel, iglesia de Calamarca, Bolivia, s. XVIII-XIX. (pinterest.com).

También aparece portando un rayo o una vara, símbolos de poder y mando, o bien una canasta de pan, e incluso un canastillo de flores y frutos valiosos.  Se le asocia con el color verde (el color de la Naturaleza y la vida) y con el sábado.

Contribuye a mantener en nuestro ánimo una visión positiva de la realidad y a mostrarnos generosos y afables con nuestros semejantes. Las madres estériles lo invocan solicitando el don de la fertilidad.

El Libro de Enoc lo considera uno de los príncipes celestes y uno de los serafines que se hallan a los pies del trono divino. Se le conoce como el ángel de la alegría y la felicidad.

Jehudiel (“El enviado de Dios”) combate la envidia y los celos y asesora con su sabiduría y rectitud a cuantos guías planetarios han trabajado a lo largo de todos los tiempos en la construcción de un mundo más espiritual y más humano.

Es representado con una corona en la mano, símbolo del premio que aguarda a los justos, y el látigo que fustiga la injusticia y la maldad, implantando en su lugar el orden y la rectitud moral en el mundo.

Por su escrupulosa ejecución de los mandatos divinos, se ha convertido en el patrón de quienes desempeñan tareas de responsabilidad en las diversas esferas sociales, en especial políticos y jueces, obligados a luchar por un mundo cada vez más equitativo.

Procura sabiduría y fuerza a sus devotos, quienes le solicitan los más variopintos favores: consecución de trabajo, superación de exámenes, acierto en la elección de futuro profesional, logro de metas y objetivos determinados…     

Arcángel Jehudiel. Pintura original ortodoxa rusa (the-demonic-paradise.fandom.com).

Sealtiel (“Plegaria a Dios”) promueve la renuncia a los bienes innecesarios, en tanto fomenta entre sus fieles una inteligencia clara y una voluntad firme frente a los instintos más primitivos y las bajas pasiones.

Guía a las almas en el juicio post mortem y dirige el coro celestial que canta eternas alabanzas al Todopoderoso. Igualmente, libera de las distracciones mentales a quienes dirigen sus plegarias al Creador.

Se le considera el patrón de los sacerdotes y de cuantos seres humanos dedican su vida al servicio de Dios a través de la oración y el recogimiento.

Arcángel Sealtiel. Escuela colonial mexicana, s. XVIII (pinterest.com).

En ocasiones se le disfraza de monaguillo, sosteniendo en sus manos un recipiente con agua y dos peces, símbolos del sacramento del bautismo y de mutua identificación entre los primitivos cristianos.

La tradición ortodoxa lo representa con las manos cruzadas sobre el pecho, en actitud recogida e invitando a la concentración a quienes se hallan orando.

También se le vincula con la interpretación de los sueños, con la superación de adicciones, con los exorcismos y con la protección a la infancia. 

Para algunos místicos, los mencionados arcángeles simbolizan la Trinidad divina al servicio de la gran familia humana (Miguel, Gabriel y Rafael) y los cuatro elementos naturales: aire, agua, fuego y tierra (los arcángeles restantes).

También se asocian con el simbolismo del número siete: siete días de la creación o etapas evolutivas de los seres terrestres, siete días de la semana, siete antiguos planetas…


[1] Luis Rojas Puigcercós. Texto citado en su página web.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es Los-angeles-en-la-biblia.jpg

Si te apetece ampliar el tema del presente artículo, dispones de mi nueva obra, recién publicada.. Puedes adquirirla ya en las librerías vinculadas a la editorial EUNSA, en la Casa del Libro, en Amazon o bien a través de otras librerías. Incluye unas 100 ilustraciones de arte a todo color, texto ameno y precio asequible. La disfrutarás.

Sobre Eliseo Nuevo 27 artículos

Soy psicólogo y orientador, actualmente jubilado. He sido profesor y jefe del Departamento de Orientación en diversos institutos de la Comunidad de Madrid a lo largo de mi vida profesional. He impartido Psicología en segundo de Bachillerato, amén de mis años anteriores en la Enseñanza básica como profesor y orientador.

Igualmente, por mi profesión, he impartido frecuentes charlas sobre psicología y pedagogía: autoestima, inteligencia emocional, habilidades sociales, orientación académica y profesional, el mundo de los sueños, grafología...

He llevado a cabo una escuela de padres y madres durante muchos cursos. También he desarrollado diversas conferencias sobre temas parapsicológicos (extraterrestres, reencarnación…), sobre la cultura y la religión egipcia, etcétera. Asimismo, he intervenido en diversas mesas redondas sobre temas psicológicos, pedagógicos y parapsicológicos. Además, han aparecido varios artículos míos, de carácter educativo en revistas como "Escuela Española", “Cosmos”, etc.

Finalmente, tengo varias publicaciones, que podéis consultar en la sección de Mis obras


    Mis estudios
  • Licenciado en Filosofía y Letras, sección Psicología, por la Universidad Complutense de Madrid, y curso de especialidad en Psicología Pedagógica, en la escuela de psicología de dicha universidad.
  • Dos cursos de Filología Hispánica en la misma universidad
  • Actualmente, estudio Historia del Arte en la UNED.
  • Cursos de Grafología, Hipnosis, etc.
  • Sé el primero en comentar

    Dejar una contestacion

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


    *