Transcurrida una semana desde la primera conversación, Sofía y Melkar aprovecharon un largo descanso para proseguir dialogando sobre los temas que tanto comenzaban a interesar a la bella portavoz.
Con gran pesar por parte del presidente de Estados Unidos, debido a los réditos políticos que la acogida de los extraterrestres en la Casa Blanca le había proporcionado, elevando su popularidad hasta un ochenta por ciento, los seres del espacio, por conveniencias diplomáticas, pasaron a depender de la ONU.
En un despacho lujoso y bien iluminado, la mimada portavoz, en contacto directo con la gran inteligencia extraterrena, obtuvo valiosa información sobre nuestros inicios como civilización humana y sobre el destino que nos aguarda en un futuro próximo.
-Permíteme abusar de tu infinita paciencia, pero mi mente, aferrada en exceso a la ciencia oficial, comienza a vislumbrar otras realidades mucho más profundas. ¿Podrías darme pistas acerca de los ángeles y arcángeles?
-La Biblia ha registrado el nombre de distintos tipos de entidades espirituales. Menciona a los nueve coros celestiales, a los ángeles y a los arcángeles, a los hijos de los dioses… Habla de sus actividades y de su poder tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Siempre se han mantenido en estrecho contacto con vosotros.
-En el discurso de la ONU mencionaste la batalla cósmica entre Yavé y Luzbel. ¿Cuál fue el motivo?
-El control del sistema solar. Dos grandes entidades se enfrentaron entre sí, cada una con su propio programa para la evolución de la raza terrestre. Las autoridades galácticas habían decidido habilitar un nuevo espacio experimental en un planeta inferior, situado en un extremo de la Vía Láctea.
-¿Qué se pretendía realmente?
-La Tierra se mostraba un lugar propicio para el desarrollo de dicho plan, a partir de unos primates, bajo la tutela de grandes entidades y sus colaboradores, al servicio de los veinticuatro ancianos.
-¿A qué altas entidades te refieres?
-Hablo de Yavé y sus siete arcángeles más próximos, sin relegar al olvido a otros arcángeles de alto rango a sus órdenes, como Luzbel, que acabó enfrentándose a su jefe, por tener otra visión muy distinta de su misión específica. Y surgió el inevitable conflicto. Los cielos se convirtieron en un campo de batalla. Luzbel fue vencido.
-¿Qué sucedió con él?
-Que fue degradado, junto con sus seguidores, a la condición de demonios o entidades sepultadas en un planeta infierno, del que con el tiempo se han hecho dueños y señores, infiltrándose en gran parte de las mentes humanas menos evolucionadas e inclinándolas hacia la rebelión contra su Dios y su enemigo secular.
-¿Cómo se adueñan de nuestro interior?
-Aprovechando las conciencias con escaso desarrollo moral, se adentran en ellas y las encaminan hacia el mal, lo cual significa violencia, destrucción y venganza, objetivos que anidan en su diabólico espíritu. No olvidéis que se trata de altas entidades, a quienes perdió su soberbia. En su momento retomaremos el tema.
-¿Quiénes configuran realmente la selecta jerarquía de los siete arcángeles?
-Miguel, Gabriel, Rafael, Sealtiel, Jeudiel, Baraquiel y Uriel. Colaboradores directos de Yavé y, por tanto, de los veinticuatro ancianos, son los constructores del orden universal, los arquitectos del universo en diversas culturas, los siete rayos, los siete espíritus solares de las religiones orientales, los siete poderosos hijos de Dios de las religiones bíblicas, incluido el Islam.
-¿Podrías informarme acerca de su misión?
-Los seres humanos les habéis asignado tareas específicas. Hablemos de los tres más próximos: Miguel lucha constantemente contra el mal; defensor del pueblo de Dios y asistente de los moribundos, custodia la entrada al paraíso y aparece también como juez de los muertos; Rafael, el gran sanador, auxilia a los enfermos, a los hogares y a los viajeros; Gabriel actúa como anunciador y pacificador. Retornará el día del juicio final como emisario del Mesías.
-¿Y los otros cuatro?
-Siguiendo vuestra tradición mística, Uriel protege los templos sagrados y favorece la lucha contra las tentaciones y el aprendizaje espiritual; los ortodoxos lo veneran como el juez de las almas tras la muerte; Baraquiel encamina a sus seguidores por el sendero de la perfección interior y predispone hacia el bien y la buena fortuna; Jeudiel combate la envidia y los celos y asesora sabiamente a los líderes planetarios que trabajan por un mundo más espiritual y más humano; y Sealtiel promueve la renuncia a los bienes innecesarios, en tanto fomenta entre sus devotos una inteligencia clara y una voluntad firme frente a las bajas pasiones.
-Tengo entendido que existen otras versiones sobre su esencia.
-Así es. Para algunos místicos, simbolizan la trinidad divina al servicio de los hombres (Miguel, Gabriel y Rafael) y los cuatro elementos vitales: aire, agua, fuego y tierra (los arcángeles restantes). También los asociáis al simbolismo del número siete: siete días de la creación o etapas evolutivas de los seres terrestres, siete días de la semana, siete chakras…
-¿Dónde radica la verdadera esencia de los ángeles?
-Seres espirituales incorpóreos y, por tanto, inmortales, pueden revestirse de cuerpos físicos en misiones concretas, como Rafael acompañando a Tobías. Sirven de mensajeros del Altísimo ante los seres humanos y demás habitantes de la galaxia.
-Mi madre siente gran respeto por los ángeles de la guarda.
-Se trata de entidades encargadas de la custodia espiritual de cada persona en particular.
-Me imagino que el concepto ángel constituye una creación bíblica. ¿No es así?
-No necesariamente. La filosofía clásica griega ya asigna un espíritu a cada ser humano. Sócrates afirma que cada individuo cuenta con su daimon personal, entidad similar a los ángeles y demonios bíblicos. Platón desarrolla esta creencia en su diálogo Fedón. Otras culturas y religiones, como las orientales, mencionan ya a seres inmateriales que ayudan y orientan al fallecido en su viaje por el más allá, hasta regresar de nuevo a este mundo para proseguir su evolución.
-¿Por qué se habla de jerarquías angélicas?
-Todos los ángeles, como los demás seres del cosmos, se agrupan por categorías, según su evolución espiritual y su poder. La Biblia los organiza en tres peldaños y en nueve coros. De abajo arriba: ángeles, arcángeles y principados; dominaciones, virtudes y potestades; tronos, querubines y serafines; estos últimos, los más elevados.
¿En qué se diferencian?
-En sus funciones. Por ejemplo, los serafines, seres de luz y amor, transmiten sabiduría y energía cósmica; en cambio, los querubines custodian sitios sagrados, planetas y estrellas. Cantan la bondad divina y se recrean en la belleza de la creación.
-¿Me permites una breve reflexión a partir de tus aportaciones?
-Por supuesto.
-Concluyo que, aunque nos creamos alegremente la única civilización cósmica -presunción absurda a la luz de nuestros conocimientos actuales-, no somos sino la evolución progresiva de un hombre-mono, el Pithecanthropus, procedente, a su vez, de los primates que sobrevivieron a la extinción generalizada del cretácico. ¿Estoy en lo cierto?
-Así es.
-Pero ¿cuál fue la aportación extraterrestre?
-Facilitamos el avance gradual de este ser salvaje a través de sus diversas etapas: Ramapithecus, Homo habilis, Homo erectus, Hombre de Neandhertal y Hombre de Cromagnon, cuyos descendientes sois.
-No precisamente ángeles, ¿verdad?
-Vuestra civilización dista mucho de seguir pautas altamente evolucionadas, si bien habéis contado a lo largo de la Historia con sabios guías espirituales y científicos, que os han colocado a las puertas de un trascendental salto cualitativo.
-Hasta ahora no hemos utilizado la razón más que a ratos.
-Hasta el presente, os habéis comportado unas veces como seres racionales y otras como seres irracionales, con gran influencia en vuestra conducta de los instintos primigenios de supervivencia y reproducción.
-Gracias a ellos, hemos sobrevivido.
-Al igual que sucede con las demás especies animales. Sólo quienes se han adaptado favorablemente al entorno, han salido adelante y han transmitido sus genes a sus descendientes, ley enunciada magistralmente por el sabio naturalista Darwin.
-De hecho, aún continuamos sumidos en constantes conflictos bélicos, luchando por la conquista de nuevos territorios y por el monopolio de los recursos humanos. Hasta hace cuatro días, nuestra principal ocupación era la guerra, el exterminio de los enemigos y la adquisición de nuevas posesiones.
-Me llama la atención que aún hoy exaltéis a los más famosos guerreros como héroes, cuando realmente se comportan cual salvajes matarifes, cuya fama se relaciona directamente con el número de enemigos muertos. Las masacres, la destrucción, la invasión de hábitats ajenos por el ansia de poder, el expolio y la barbarie han sido vuestras señas de identidad; y continúan siéndolo.
-Así es. Permíteme que te complemente: el planeta aún se halla inmerso en guerras devastadoras, violencia, terrorismo, hambre, miseria, egoísmo, explotación y genocidios, quizá unos escalones por encima de la Edad Media. Irak, Libia, Afganistán, Palestina, diversos países africanos, naciones en manos de dictaduras implacables, que reprimen a tiros las justas demandas de sus ciudadanos, dan fe de ello.
-Seguís siendo una raza de primates altamente cualificados en el manejo de armas bélicas y débilmente desarrollados en lo cultural. Todavía os encontráis lejos del ideal de humanización al que aspiráis.
-En efecto. La agresividad en todas sus formas: campos de concentración, cámaras de gas, violencia doméstica, atracos a mano armada, explotación laboral, expolio, acaparamiento indebido, acumulación de riqueza mediante la fuerza… constituyen nuestro estandarte como civilización.
-Al igual que vosotros ayudáis a evolucionar a determinadas especies (vuestras mascotas, por ejemplo), también la humanidad en conjunto precisa la supervisión de entidades superiores que trabajen en pro de vuestra elevación espiritual, entendiendo por tal el desarrollo de valores auténticamente humanos.
-¿Configuramos, pues, un planeta experimental?
-Sin lugar a dudas. Os halláis custodiados por inteligencias extraterrenas, que han caminado siempre a vuestro lado en los momentos claves de la humanidad y de cada cultura en particular.
-Una nueva pregunta: el Apocalipsis anuncia el fin de los tiempos y el juicio final, pero no los sitúa en un momento concreto de la Historia. No ha hecho sino exaltar la imaginación de milenaristas y escatologistas. ¿Qué puedes decirme?
-Os acercáis a ese cambio trascendental de era, a ese momento clave de la existencia humana. La Tierra modificará su nivel de vibración, que se elevará. A ese momento lo llamáis juicio final.
-¿Y qué sucederá?
-Los que han alcanzado un nivel de progreso espiritual adecuado, proseguirán su andadura por este planeta, dentro de una nueva dimensión vibratoria. Ése será su nuevo cielo, su nueva edad de oro.
-¿Y el resto?
-Los que han involucionado, los seres más perversos y dañinos de vuestra civilización, deberán renacer en otro planeta de vibración paralela a la suya, de los cuales hay varios en nuestra galaxia. El Evangelio habla de la “resurrección de los muertos” en ese momento final. Y comenta que los buenos irán al cielo y los malos al infierno. Se trata de un mero símbolo. Queda claro, ¿no?
-Así es.
-La tradición esotérica llama a ese planeta Hercólubus y el Apocalipsis Ajenjo, que significa dolor amargo. Se está acercando paulatina e inexorablemente al sistema solar.
-Preciso una aclaración. En cuanto a la batalla bíblica entre Yavé y Luzbel, cuyo equivalente es el Mahabharata, que narra la guerra entre dos familias rivales, todo quedó claro, excepto una cuestión: ¿a quién debemos considerar realmente el príncipe de este mundo, a Yavé o a Luzbel?
-La Biblia os da la pista: “El gobernante de este mundo será echado fuera… No tiene dominio sobre mí”, afirma Jesús en el evangelio de San Juan (cap. 12, 31). Cuando el demonio tienta a Jesús, lo lleva a una montaña alta y le muestra todos los reinos de este mundo y su gloria, y le dice: “Todo esto te daré si, postrándote ante mí, me adoras” (Mateo 4,8).
-Por tanto, Satán le ofrece algo que es suyo.
-De lo contrario, no tendría sentido tal oferta. El Maligno debe ser considerado, pues, el regente de este mundo, el que incita a la violencia, el enemigo de la paz, la justicia y la solidaridad entre los pueblos.
-Pero Luzbel cuenta con la colaboración de otros ángeles, ¿no es así?
-Lucifer se halla al frente de otras entidades rebeldes, que se enfrentaron a su jefe: las Fuerzas Oscuras, que se hallan en permanente conflicto con sus adversarios, los “hijos de Dios” o de Yavé.
-¿Posee todavía la categoría de ángel?
-“Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz”, escribe San Pablo a los corintios (2ª carta, 11, 14). Y San Pedro alerta: “El diablo y sus demonios son personas reales a las que hay que oponerse de continuo” (1ª carta, 5,8).
-¿Cuándo será vencido?
-Su reinado toca a su fin. Un salto evolutivo de vuestro planeta lo alejará de su ámbito de influencia. La Tierra se integrará en un nuevo orden planetario: la Confederación Galáctica. Satán proseguirá su diabólica tarea en otro astro de similar evolución al vuestro actual. Tal es su destino.
El móvil de Sofía suena y ambos contertulios dan por finalizada la conversación.
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